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Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía: 17 de junio

El 17 de junio se conmemora el Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía, establecido por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1995. Esta jornada tiene como objetivo principal sensibilizar sobre las causas y consecuencias de la degradación del suelo y promover acciones para restaurar ecosistemas afectados, incluyendo los que sustentan la vida silvestre.

¿Qué es la desertificación?

La desertificación es el proceso por el cual las tierras fértiles se transforman en desiertos, principalmente debido a actividades humanas como la deforestación, el sobrepastoreo, la agricultura intensiva y el cambio climático. No debe confundirse con los ecosistemas desérticos naturales: es un fenómeno de deterioro ambiental acelerado y reversible si se actúa a tiempo.

Impacto sobre los animales y la biodiversidad

Más del 70% de los ecosistemas secos del planeta están degradados. Se estima que 1.000 especies animales están en riesgo directo por la pérdida de hábitats asociada a la desertificación. Los animales más afectados son los de zonas áridas y semiáridas, como antílopes, reptiles, aves esteparias, grandes felinos y polinizadores. Especies emblemáticas como el rinoceronte negro, el órix árabe o el zorro fénec ven cómo sus ecosistemas se reducen y fragmentan, dificultando su supervivencia. Además, la falta de agua y de cobertura vegetal provoca conflictos con comunidades humanas, aumentando la caza de fauna silvestre para sobrevivir o el desplazamiento forzado de especies.

Tema del Día Mundial contra la Desertificación 2025

El lema de este año es “Restaurar tierras, revivir vida”. La campaña de 2025 pone el foco en la restauración ecológica como herramienta clave para proteger a las comunidades humanas, mitigar el cambio climático y preservar la vida silvestre. Se promueve también la agroecología, la gestión sostenible del agua y el reverdecimiento de zonas degradadas.

Acciones clave para combatir la desertificación

  • Apoyar programas de reforestación: Plantar árboles nativos ayuda a estabilizar el suelo y proporcionar refugio a animales.
  • Reducir el consumo de carne industrial: La ganadería extensiva en zonas secas es una causa de sobrepastoreo y degradación.
  • Promover la agricultura regenerativa: Técnicas como el compostaje, rotación de cultivos y captación de agua mejoran la salud del suelo.
  • Educar sobre conservación de suelos: En escuelas, redes sociales y medios de comunicación, la conciencia ambiental es clave.
  • Apoyar iniciativas comunitarias: Muchas poblaciones locales lideran proyectos exitosos de restauración que necesitan visibilidad y financiación.

Reflexión final

El Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía nos recuerda que la vida —humana y animal— depende del suelo que pisamos. Un suelo sano significa alimento, refugio y estabilidad para millones de especies. Restaurar la tierra no es solo una solución ambiental: es un acto de justicia intergeneracional y de respeto hacia todas las formas de vida

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