Descripción
La gestora de la colonia de Durazno se lo encontró atropellado, con la mandíbula rota y un ojo que sobresalía de la cuenca.
Rápidamente lo llevamos al veterinario, donde se le operó la mandíbula y se le tuvo que quitar el ojito, pues estaba muy mal.
Es curioso que aún con todo éste doloroso proceso, Durazno jamás perdió el apetito. Su mandíbula llevó dos operaciones, de las cuales salió estupendamente bien, tan bien que ahora es un gatito grande, gordito y feliz.
Es negativo y está muy sano.
Tranquilo y cariñoso, se lleva bien con otros gatos.
Detalles
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GéneroMacho